
Scorsese se ha convertido en una figura clave en el cine no solo por las maravillosas películas que firma, sino también por todas las películas que descubre y Soy Cuba es una de ellas. No se trata de un film grandioso, al menos en el sentido artístico, y es que la película, una superproducción soviética sobre la isla, no gustó en su momento ni a propios ni a extraños, y es que se pierde en la técnica del deslumbramiento. Sus acrobacias técnicas, sus largos planos con grúas imposibles, sus piruetas grandilocuentes se quedan en eso, puro artificio. Y es una pena, porque es fácil engancharse a tanto brillo, a unos planos cuidados. Lástima de guión.
La historia se vertebra a lo largo de cuatro historias (por favor, basta de films episódicos, ¿no se dan cuenta que no hay una peli buena que sea de episodios?) que intentan contar los diversos dramas de una sociedad donde ha triunfado el comunismo. Y es que no deja de ser un panfleto político a favor de Fidel y los suyos. Es una pena que tantos medios acaben por enterrar un film, rescatado del olvido 40 años después y descubrir que, medio enterrados, estaban mejor. Aún así hay que reconocer la labor arqueológica y fundamental de Scorsese, quizás el último romántico en esto del cine.
Como complemento interesantísimo El Mamut Siberiano, un documental que Vicente Ferraz hizo en 2005 sobre los vericuetos de dicho rodaje en La Habana con los actores y técnicos, años después recordando la experiencia. Curiosamente no hablan excesivamente bien ni del film ni del director. Algo que engrandece aún más el misterio.
Extraido de http://www.otrocine.com/archivos/soy-cuba-mikhail-kalatozov-1961/
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